De romería por Navarra

La palabra romería proviene de los peregrinos que se dirigían a Roma y engloba a los viajes realizados para venerar a santos y deidades. Así en Navarra, es tradición que cada pueblo se dirija a la ermita o iglesia objeto de su culto.

Sin embargo, la mayoría de romerías han reducido su carácter religioso transformándose en fiestas populares en las que las cuadrillas se juntan para pasar un agradable día de primavera. El momento cumbre de la jornada es el ágape que se prepara y degusta al aire libre: costillicas al sarmiento, calderetes, pan y vino.

Algunas de las peregrinaciones navarras que conservan mayor sabor tradicional son, además de la popular Javierada (7 y 13 de marzo), las romerías de Ujué, Lumbier y el valle de Aezkoa. Entunicados, portando cruces y a veces incluso descalzos y con cadenas, los nazarenos marchan en silencio y con respetuoso fervor.

Las de Ujué (2 de mayo) son las más antiguas y emotivas de la región y se dirigen al bello santuario de este pueblo medieval. Las de Aezkoa (mayo-junio), cuyo destino es la legendaria Roncesvalles, lucen los trajes tradicionales del valle y constituyen todo un espectáculo de primavera. La de Lumbier (30 de mayo) llama la atención por la ascensión a la ermita a 740 metros de altitud con las cruces al hombro.

En Navarra se conserva también otra curiosa costumbre: la romería a la inversa. Es decir, son los santos los que peregrinan visitando cientos de pueblos y bendiciendo los campos. Así ocurre con la efigie de San Miguel de Aralar que protagoniza un tierno momento en Pamplona cuando se encuentra con el ángel de la Santa Casa de la Misericordia.

Mas informacion: turismo.navarra.es

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